COLOQUIO DE RAVIOLES
Raviol A:-¡Qué fastidio! ¡Todos amontonados!
Raviol B:-Recién nos terminan de elaborar y lo primero
que tengo que escuchar son tus quejas, ¿no te das cuenta que la mesada es muy chica?
Imposible que nos pueda desparramar.
Raviol A:-Sí, claro…, pero yo soy un raviol importante y
necesito espacio.
Raviol B:-¡Importante! ¿Y qué es lo importante si se
puede saber?
Raviol A:-¿No tenés ojos vos? Observá bien. En primer
lugar mi forma es perfecta: tengo el relleno justo y el grosor de mi masa es el
ideal, seguramente mi destino, ante mi porte distinguido, será un plato de la
más fina porcelana inglesa, un cubierto de plata y la dentadura completa de
algún integrante de la nobleza europea.
Raviol B:-Lamento informarte que por el aspecto de la
cocina y de los utensilios que está utilizando nuestra manufacturera, tu
destino no creo sea diferente del que tendremos los demás.
Raviol A:-¡Por favor!
Raviol C:-Lo que sucede es que este sector de la mesada
es el más apropiado para nuestra conservación: la luz, superficie y temperatura
conjugan las condiciones óptimas para que resultemos de una excelente calidad.
Además, los utensilios son los más familiares de nuestra creadora y hablan de
la experiencia y delicade…
Raviol B:-Ja! ¿Y la olla del tuco? ¡De barro!
Raviol C:-¡Claro! Los más deliciosos manjares a través de
los siglos nacieron en vasijas de barro. Tenemos que estar orgullosos de
compartir esta receta.
Raviol B:-¡Milenarias dirás, por que esta vieja tiene
como mil años! Mirá lo que son las manos: arrugadas, ásperas, y esos ojos de
carnero degollado con los que nos mira.
Raviol C:-Mi estimado amigo, son esas manos las que todo
raviol que se precie desea que lo moldeen. Con la ductilidad, seguridad y suavidad que solo se logran cuando el
anhelo de satisfacer al comensal las inundan, y la mirada es un himno al amor
por lo que hace, trasluciendo la alegría y el placer del trabajo bien hecho.
Raviol A:-¡Bah, tonterías! Aquí lo importante es mi
prestigio.
Raviol B:-Menos mal que tu “conde” no entra a la cocina,
sino…
Raviol A:-Mi “conde”, como vos decís, me comerá en forma
sutil y refinada, me acompañará con una exótica salsa y un Lambrusco de Romagna
Raviol B:-¿Exótica salsa? ¡Si la única que veo acá es el
tuco que está en la olla vieja!
Raviol A:-Como mi salsa será especial, la prepararan a
último momento
Raviol C:-¡Oh! ¡Se escuchan niños! ¡Shhh! ¿Qué dice
nuestra cocinera?¿Mis amores a la olla?, ¿nos llamó mis amores? ¡Shhh!
Raviol A:-¡¿Cómo, todos juntos?!!!
Raviol B:-¡No, si te van a llevar al Bulli!
Raviol C:-¡Shhh! ¡dejen escuchar! ¿qué dice?
Raviol B:-Que alimentaremos a sus angelitos creo…
Raviol A:-¡Angelitos! ¡Ah no! ¡Yo no quiero terminar en
el suelo, ni que me dejen en el plato porque soy de verdura!
Raviol C:-Dice que hoy, gracias a la colaboración de
mucha gente, ¡por primera vez! Podrán comer ravioles… ¿perciben con qué entusiasmo vitorean y nos
reclaman? ¡Qué emoción! No podríamos tener mejores comensales.
Raviol A:-Ah, ya entiendo. Yo estoy destinado al encumbrado
político que realizó las donaciones. ¡Mañana seré la portada en diarios y
revistas!
Raviol B:-Qué imaginación tené, loco
Raviol A:-¡Ay! ¡¿Qué sucede?! ¡¿yo también voy ahora?!
¿¿Con estos dos?? ¡No! ¿¿¿En el mismo plato???
Raviol C:-¡Qué hermoso este niño que nos comerá! ¡Con qué
deseo y cuidado nos lleva hasta su boca!
Raviol A:-¡No, a mí no! ¡¿y la foto?!
Raviol B:-¡Ja, ya te tragó! Y aquí voy yo.
Raviol A:-Para colmo tengo que soportar fusionarme con
vos, ¡qué degradante!
Raviol C:-He cumplido mi sueño, pude hacer feliz un niño
Raviol B:-¡Uy, qué divertidas están estas sacudidas!
Raviol A:-¿No huelen algo raro? ¡Puaj!
Raviol C:-Ya estamos terminado nuestro ciclo
Raviol A:-¿Qué dice el niño? ¡¿qué quiere ir al baño?!
Raviol B:-¡Sí! ¡Del agua salimos y hacia el agua
vamoooooooooooos! ¡Plash!